El Cuetu Tejao constituye uno de los balcones naturales más sobresalientes con vistas al Macizo Central de los Picos de Europa. Está localizado en el Macizo Oriental de los Picos de Europa y se eleva hasta los 2.159 metros en medio de una cordillera donde sobresalen de manera muy significativa los picos Cortés, Tablada de Lechugales, El Jierru, etcétera.
Este macizo, denominado también de ándara, está situado sobre la margen derecha del río Duje, delimitando la divisoria territorial de Asturias con Cantabria. Su estructura es menos abrupta que el contiguo Macizo Central y sobre el mismo aún permanecen las huellas de una actividad minera llevada a cabo entre los siglos XIX y XX. Los caminos mineros por donde se acarreaba el mineral de blenda hasta las poblaciones cántabras sirven actualmente como vías de penetración hasta sus elevadas cotas, donde se practica el montañismo e incluso algunos de sus viejos casetones mineros han sido restaurados como refugios de montaña.
En medio de su naturaleza trastocada por la actividad minera prevalece el circo alpino de alta montaña, en cuyo fondo, y rodeado de refugios trogloditas que usaron los pastores y después los mineros como viviendas, se asienta la vega del Redondal y la laguna de ándara, cuyo antiguo lecho ha desaparecido merced a las voladuras mineras. A pesar de estos hechos, el macizo posee un encanto especial, donde se combinan su rico patrimonio de arqueología minera y su paisaje.
Este macizo, denominado también de ándara, está situado sobre la margen derecha del río Duje, delimitando la divisoria territorial de Asturias con Cantabria. Su estructura es menos abrupta que el contiguo Macizo Central y sobre el mismo aún permanecen las huellas de una actividad minera llevada a cabo entre los siglos XIX y XX. Los caminos mineros por donde se acarreaba el mineral de blenda hasta las poblaciones cántabras sirven actualmente como vías de penetración hasta sus elevadas cotas, donde se practica el montañismo e incluso algunos de sus viejos casetones mineros han sido restaurados como refugios de montaña.
En medio de su naturaleza trastocada por la actividad minera prevalece el circo alpino de alta montaña, en cuyo fondo, y rodeado de refugios trogloditas que usaron los pastores y después los mineros como viviendas, se asienta la vega del Redondal y la laguna de ándara, cuyo antiguo lecho ha desaparecido merced a las voladuras mineras. A pesar de estos hechos, el macizo posee un encanto especial, donde se combinan su rico patrimonio de arqueología minera y su paisaje.
