Barcaza en la Magdalena, SANTANDER
Museo del Hombre y la Mar, un museo naval al aire libre y cuya entrada es gratuita.
En la Península de la Magdalena, dejamos atrás los jardines y nos acercamos a una zona mucho más cercana y dedicada al mar. Se trata del Museo del Hombre y la Mar, y no es difícil de encontrar, al contrario. Solo hace falta fijarse en los tres galeones que miran hacia el cantábrico y acercarse con una pizca de curiosidad por conocer el porque de su existencia.
Al comienzo del breve recorrido que conforma el museo, podemos encontrar estos tres barcos que parecen comandados por la hermosa sirena que, frente a ellos, toca una caracola a modo de trompeta. Si cerramos los ojos podemos oír el rumor de las olas y los vientos de la costa. Siempre y cuando no haya mucha gente hablando de sus cosas… algo difícil de que suceda.
Los tres galeones que nos dan esa bienvenida al museo… cualquiera diría que son una reproducción de La Pinta, La Niña y la Santamaría. Sin embargo, a pesar de acercarse contextualmente en su historia, los barcos aquí expuestos pertenecieron a Vital Alsar Ramírez, un cántabro de nacimiento (que actualmente reside en Acapulco) quien, imitando a Cristobal Colón, en 1977 se echó a la mar y, con la ayuda de estos 3 galeones, surcó el Océano Atlántico. Por lo que no, no se trata de reproducciones. Esos majestuosos barcos cruzaron las embravecidas aguas que nos separan del que en su día fue conocido como el nuevo continente, y poco después de que Alsar diera por finalizado su viaje, los donó a Santander.
Junto a ellos se encuentra la balsa de madera que cuatro viajeros (siendo uno de ellos Alsar) emplearon para atravesar el pacífico.
Un poco más atrás podemos observar una burbuja de salvamento de apariencia curiosa. Esta nave fue empleada por investigadores que viajaron en ella 267 días como ensayo para el futuro salvamento de náufragos.
Vital Alsar hizo honor a su nombre en sus múltiples aventuras, ya fuera en balsa o galeón, cruzando el océano o el Amazonas. La aventura era su vida, y este donativo que hoy se expone en la península de la Magdalena nos motivará a quienes lo veamos a seguir adelante, a no dejar de soñar y a atrevernos a enfrentarnos a lo que creemos imposible.
En la Península de la Magdalena, dejamos atrás los jardines y nos acercamos a una zona mucho más cercana y dedicada al mar. Se trata del Museo del Hombre y la Mar, y no es difícil de encontrar, al contrario. Solo hace falta fijarse en los tres galeones que miran hacia el cantábrico y acercarse con una pizca de curiosidad por conocer el porque de su existencia.
Al comienzo del breve recorrido que conforma el museo, podemos encontrar estos tres barcos que parecen comandados por la hermosa sirena que, frente a ellos, toca una caracola a modo de trompeta. Si cerramos los ojos podemos oír el rumor de las olas y los vientos de la costa. Siempre y cuando no haya mucha gente hablando de sus cosas… algo difícil de que suceda.
Los tres galeones que nos dan esa bienvenida al museo… cualquiera diría que son una reproducción de La Pinta, La Niña y la Santamaría. Sin embargo, a pesar de acercarse contextualmente en su historia, los barcos aquí expuestos pertenecieron a Vital Alsar Ramírez, un cántabro de nacimiento (que actualmente reside en Acapulco) quien, imitando a Cristobal Colón, en 1977 se echó a la mar y, con la ayuda de estos 3 galeones, surcó el Océano Atlántico. Por lo que no, no se trata de reproducciones. Esos majestuosos barcos cruzaron las embravecidas aguas que nos separan del que en su día fue conocido como el nuevo continente, y poco después de que Alsar diera por finalizado su viaje, los donó a Santander.
Junto a ellos se encuentra la balsa de madera que cuatro viajeros (siendo uno de ellos Alsar) emplearon para atravesar el pacífico.
Un poco más atrás podemos observar una burbuja de salvamento de apariencia curiosa. Esta nave fue empleada por investigadores que viajaron en ella 267 días como ensayo para el futuro salvamento de náufragos.
Vital Alsar hizo honor a su nombre en sus múltiples aventuras, ya fuera en balsa o galeón, cruzando el océano o el Amazonas. La aventura era su vida, y este donativo que hoy se expone en la península de la Magdalena nos motivará a quienes lo veamos a seguir adelante, a no dejar de soñar y a atrevernos a enfrentarnos a lo que creemos imposible.
(13 de Diciembre de 2015)
