La población usaba las cabañas por temporadas. Así, se dividían en dos tipos: las temporeras y las vividoras. Estas últimas eran más cómodas, al ser utilizadas en la época invernal. La actividad ganadera no permitía que las cabañas estuvieran habitadas todo el año, puesto que la búsqueda de pastos implicaba el traslado de las familias de una vivienda a otra. De hecho, cada familia podía tener hasta cinco o seis cabañas, para vivir en ellas en función de los pastos.
(18 de Julio de 2020)