Las
casas pintadas por Alberto Rodrigo se apiñan entre sí y se cobijan en un
paisaje frío. El
puente y la
carretera les traen la ayuda sicológica necesaria del exterior ante la amenaza de un
monte elevado insinuado solamente. Alberto Rodrigo pinta las casas y las infunde vida propia con toda profusión de detalles colorísticos. El verde
primaveral de los
árboles del primer plano sirve de contrapunto a todo el resto del cuadro. Enhorabuena para Alberto Rodrigo