Precioso poema Antonio. No se si es de tu autoría. Saludos a todos los que escribís en este foro y que compartís raices conmigo. Os dejo unos humildes versos dedicados a mi tierra y a todos vosotros.
Algo se queda escrito en nuestro espíritu
cuando nos dan ese beso venturoso
que nos trae al milagro de la vida.
Cuando nací, tu celtibérico pasado
me dió el abrazo franco
de los nobles parajes infinitos,
la verde hechura de tu extensión sonámbula
y la magia de las constelaciones.
Prendido quedó el germen de la tierra
que como una hilandera va tejiendo
palmo a palmo roda mi orografía.
Miro hacia el horizonte, desde la lejanía
al recóndito amparo de tu abrigo
el largo recorrido de mi infancia.
Las huellas firmes de unos pies pequeños,
el soplido del viento en mi figura
y la sedosa niebla en mis pestañas.
Fértil valle de agricultores sueños,
de leyendas narradas al socayo,
de prados cuajados de lirones.
Nostalgia cereal de los ancestros
que bordaron las galas de mi cuna.
Piedras que se levantan una a una
desde la eternidad de su pasado
oteadoras del valle y su infinito.
Largas noches de caminos lunares
de oscuridad monótona y callada,
de inviernos blancos y fuego en los hogares.
Menhires de otros tiempos que sostienen
el latente pulso de la historia,
adornados del musgo milenario
y de la luz de las circumpolares.
(al Valle de Valdeolea)
Algo se queda escrito en nuestro espíritu
cuando nos dan ese beso venturoso
que nos trae al milagro de la vida.
Cuando nací, tu celtibérico pasado
me dió el abrazo franco
de los nobles parajes infinitos,
la verde hechura de tu extensión sonámbula
y la magia de las constelaciones.
Prendido quedó el germen de la tierra
que como una hilandera va tejiendo
palmo a palmo roda mi orografía.
Miro hacia el horizonte, desde la lejanía
al recóndito amparo de tu abrigo
el largo recorrido de mi infancia.
Las huellas firmes de unos pies pequeños,
el soplido del viento en mi figura
y la sedosa niebla en mis pestañas.
Fértil valle de agricultores sueños,
de leyendas narradas al socayo,
de prados cuajados de lirones.
Nostalgia cereal de los ancestros
que bordaron las galas de mi cuna.
Piedras que se levantan una a una
desde la eternidad de su pasado
oteadoras del valle y su infinito.
Largas noches de caminos lunares
de oscuridad monótona y callada,
de inviernos blancos y fuego en los hogares.
Menhires de otros tiempos que sostienen
el latente pulso de la historia,
adornados del musgo milenario
y de la luz de las circumpolares.
(al Valle de Valdeolea)
