La construcción de este
puente, diseñado en 1587 por Bartolomé de
Hermosa, finalizado e inaugurado en 1606, dio lugar a una larga disputa entre
Liérganes y el
pueblo vecino,
Rucandio, ya que este último se negaba a pagar la construcción alegando que cada lugar debía hacerse cargo de sus propias obras. Finalmente, Rucandio fue obligado a pagar parte de la obra del puente ya que, como alegaba Liérganes, eran los vecinos de Rucandio los más interesados en ella.