CASTAñAS.
Con los primeros vientos cálidos del otoño (abrigunas) van cayendo al suelo.
Este fruto antaño constituyó un aporte calórico muy importante en la dieta de los carmuniegos que apresuradamente las recogían ayudados con tenazas de madera para guardarlas en el interior de las casas, bién escogiendo las más gordas y colocándolas sobre los zarzos de la cocina o con el erizo en montones alargados, que a lo largo del invierno se iban "esconchando".A esta labor de guardarlas tal cual le decían "jacer un carril".
Otra forma de consumirlas era en las reuniones jocoso-festivas de la juventud en las que en la oscuridad de la noche se asaban con helechos secos sacados a escondidas del pajar de algún vecino descuidado que no habia tomado la precaución de guardarlo bajo llave, lo mismo que las castañas que , por lo general, habían sido sustraídas de desvanes ajenos , llevándose por delante latas llenas de agua que recogían goteras, panojas, garrafones vacíos y un sinfín de cacharros repartidos por la estancia ahumada y oscura.
Ninguna ventana era inaccesible para estas cuadrillas de mozos y si podían subir por la escalera mientras entretenían a las matronas en largas "jilas" hacia la media noche , tamto mejor.
"Hay que ir allá a la jila que tienen la tronera cerrá".
Con los primeros vientos cálidos del otoño (abrigunas) van cayendo al suelo.
Este fruto antaño constituyó un aporte calórico muy importante en la dieta de los carmuniegos que apresuradamente las recogían ayudados con tenazas de madera para guardarlas en el interior de las casas, bién escogiendo las más gordas y colocándolas sobre los zarzos de la cocina o con el erizo en montones alargados, que a lo largo del invierno se iban "esconchando".A esta labor de guardarlas tal cual le decían "jacer un carril".
Otra forma de consumirlas era en las reuniones jocoso-festivas de la juventud en las que en la oscuridad de la noche se asaban con helechos secos sacados a escondidas del pajar de algún vecino descuidado que no habia tomado la precaución de guardarlo bajo llave, lo mismo que las castañas que , por lo general, habían sido sustraídas de desvanes ajenos , llevándose por delante latas llenas de agua que recogían goteras, panojas, garrafones vacíos y un sinfín de cacharros repartidos por la estancia ahumada y oscura.
Ninguna ventana era inaccesible para estas cuadrillas de mozos y si podían subir por la escalera mientras entretenían a las matronas en largas "jilas" hacia la media noche , tamto mejor.
"Hay que ir allá a la jila que tienen la tronera cerrá".
