Sacaban a relucir trapos, ropas extravagantes, pelucas de crin de caballo, sombreros...todo servía para aquellos disfraces que lo mismo caracterizaban clanes de gitanos tejedores de “zalgateras” y cacharreros del bronce que corridas de toros con clarines y manolas , bacanales de romanos beodos, alumnas de colegios de monjas, titiriteros con cabra incluida, jeques moros , novias preñadas, chinos mandarines...trapos y mas trapos de colores mil y muchas ganas, sobre todo eso, de pasar una buena tarde lanzando al aire vivas a la reina madre y a Carmona y los carmuniegos.
(Y que no se tire ningunu por la Caparuca).
(Y que no se tire ningunu por la Caparuca).
