CARMONA (Cantabria)

Lugareña, años 60

Bailo bien berroscu no por ciertu toroscu
Cutilde.
Y cuando se rompían, ¿no recordáis ver a la gente remendándolos?.
Lo solían hacer "cacharreros" pero había quién era mañoso y les "echaban" varillas (ballenas), les ponían "cuchillos"(que eran trozos de tela triangulares), asideros de "picayas"...
"¿Un paraguas?...válgame el cielu".

...Y los libros a la escuela.Parece que estoy viendo bajar los de San Pedro esas mañanas de agua oscuras con esas "picurutas" en la cabeza, inclinados hacia adelante tapujándose con aquellos sacos, que cuando llegaban a juntarse todos en un rincón de aquel aula hechos un montón formaban un charco con el agua que habían acarreado a las espaldas.

Otros tiempos.
No todo el mundo tenía un paraguas en aquella época.Cuando llovía la mayoría de la gente se protagía con un saco que se ponía por la cabeza con un pico metido en otro y estos haciendo de capucha.Este sistema estaba al alcance de todo el mundo y además era muy práctico ya que permitía tener las manos libres para llevar el cesto de maíz para las gallinas, el canastu, etc.
San Isidro fué un santo incorporada al calendario festivo de Carmona allá por la década de los cuarenta del siglo XX.
Tras los sucesos del treinta y seis la iglesia se quedó sin imágenes y parte de los que hoy conocemos fueron donadas por algunos vecinos, entre ellas la de San Isidro con pareja de vacas incluida (que por cierto algunos años estuvo guardada ya que, a la voz de alguien, "el altar no era para poner animales" , y con ella el perro de San Roque y "el de la vista baja" que estaba a los ... (ver texto completo)
Y hay qué ver cómo bailaba.

Hablando de coplas, hay una que no recuerdo bien y que me gustaría que alguien pusiera, que le cantaban los picayos a su hermana Clutilde por haber regalado la imagen de S. Isidro a la iglesia.
Una copla que cantaba muy a menudo:

"El señor gobernador
Se gasta mucha finura
Que le ha puesto campanillas
Al carro de la basura".
Carmilitón tinia tres gatos y los hacia bailar en un platu.
La imagen de esta señora nos rememora tiempos pretéritos, mas de una treintena acudían una vez al mes a liquidar su paga subsidiaria que se despachaba en una de las tabernas del pueblo, había que ver las caras de todo aquel mujerío para saber expresar la alegria que destellaban aquellos ojillos vidriados tapujadas con sus manteos y pañuelos, postradas en larga hilera en los bancos de piedra.
Siempre , después de adquirir las pesetas correspondientes hacían una pequeña compra que llevaban recogida ... (ver texto completo)