BIELVA: COPLAS Y CANTARES POPULARES...

COPLAS Y CANTARES POPULARES
COMPILACION REALIZADA POR FELICIANO ANTONIO YEVES DESCALZO
Este artículo recoge algunas de las coplas y cantares reflexivos, jocosos, pícaros, escatológicos y hasta absurdos típicos de la tradición oral de nuestro pueblo y aldeas. En la compilación se han excluido las coplas típicas de la Jota de Quintos ya publicadas con anterioridad.

CANTARES CON PICARDÍA

Una vez que te “quisí”
y tu madre lo “supió”
de tanto que te “dijí”
por pocas me “escuartizó”

¿Cómo quieres que te quiera
si eres fea, tuerta y chata?
Te pareces a mi burra
cuando estira la pata.

Salió a tomar el sereno
cierta noche una morena
y como era ya muy tarde
la tomó el sereno a ella

Por esta esquina traspongo
y por la otra doy la vuelta
si alguna dama me quiere
que deje la puerta abierta.

¡Ay madre, que me lo han roto!
¡Hija no me digas qué!
El cantarillo en la fuente...
¿pues qué se creía usted?

Debajo de las enaguas
tienes un conejo vivo;
yo tengo una escopetilla,
déjame tirarle un tiro.

La mujer y la guitarra
son distintos instrumentos,
uno se toca por fuera
y otro se toca por dentro.

Ayer pasé por tu puerta;
sin querer, metí el hocico,
y tu padre me dio un palo
pensando que era un borrico.

Una vieja se echó un pedo
a la sombra de una higuera,
y los chiguillos bailaban
al son de la pedorrera.

Una vieja muy revieja,
se lo miraba y decía:
¡Qué lástima de candil,
que le falta la torcía!

En tu puerta me cagué
pensando que me querías;
y ahora, que no me quieres,
¡dame la mierda, que es mía!

Yo tiré un limón rulando
y en tu puerta se paró
hasta los limones saben
que nos queremos tu y yo.

Más arriba del ombligo,
sé que tienes una peca,
y un poquito más abajo
San Juan con la boca abierta.

En la puerta de la Filo
hay un pájaro pintado,
Que lo pintó el Aquilino
Con la punta del... cigarro.

Una vieja se comió
una cuba de sardinas,
y toda la noche estuvo
sacando del culo espinas.

Aunque me des treinta reales,
no voy contigo al cañar,
porque tienes sabañones
y me los quieres pegar.

A tu puerta hemos llegado,
cuatrocientos en cuadrilla,
si quieres que nos sentemos,
saca cuatrocientas sillas.

Todas las muchachas son
dulces como el caramelo
y yo, como soy goloso,
por una muchacha muero.

En este mundo de abajo,
de cagar, nadie se escapa:
caga el pobre, caga el rico,
caga el Rey y caga el Papa.

La culpa fue de la madre,
por dejar la puerta abierta,
mía por entrar adentro,
tuya, por estarte quieta.

No hay duda de que tu padre
fue confitero,
y te hizo los labios
de caramelo

Arriba cachipurriana
que se te enfría el tomate
y el gato por la ventana
se te come el chocolate

Cada vez que te veo
las sayas rotas,
se me sube el pestillo
de las pelotas.