¡Hola, cuartereños!
Cada vez que paso el antivirus me borra la clave para entrar y por fin me he decidio a recuperarla. Como ya tenía preparadas algunas cosas, os las envío poco a poco. Igual me he pasado un poco con la largura, pero como últimamente estamos todos un poco más remolones pues aprovecharemos a leerlo cuando hay poco nuevo. Lo primero que quiero es hacer es dejaros unos pensamientos que me surgen viendo lo mal que lo están pasando algunas personas con esta crisis:
Cuando llega la desesperanza porque no se encuentra la manera de aumentar los bienes o los recursos, no se puede mantener una vida digna para la familia y todo se va hundiendo cada vez más y más, aparece entonces un elemento de autodefensa paralizante que es la resignación.
Estos difíciles tiempos que vivimos están llenos de ambas cosas. La desesperanza se afianza con fuertes raíces y más viendo que aunque cambien las políticas, los políticos y las leyes todo sigue yendo igual de mal porque sobre todo son parte del problema, cuando deberían ser parte de la solución.
Solamente con ajustar los gastos no se va a resolver un problema que además de económico y social es de valores también, sobre todo de valores, porque sin ellos ninguna solución será duradera.
Observa atónita la clase obrera cómo la van reduciendo a la nada los empresarios, los políticos y los que manejan (en el sentido más puro de manipular) los mercados financieros.
Estamos cada vez más en manos del poder adquirido con dinero, que es un poder corrupto, insaciable, aterrador que siempre necesita alimentarse de más poder y más dinero. Cada día que pasa le importan menos las personas a las que, al igual que los cárteles de la droga, solo es algo de las que hay que aprovecharse o si no deshacerse de ellas en el más puro y literal estilo mafioso.
Ha llegado el tiempo de negarnos a esta resignación y levantar nuestras voces (y nuestras manos si no son oídas) para evitar que usureros frente a un ordenador pongan en jaque a la economía de muchos países. Para no permitir que compren y paguen campañas a partidos y a políticos para que hagan las cosas a su conveniencia. El poder reside en el pueblo y la usurpación de este poder no ha de ser tolerada sino que, por el contrario, su abuso ha de ser altamente perseguido y castigado.
Los principales causantes de la crisis se están yendo de rositas y con los bolsillos llenos, mientras asistimos atónitos cada día a ver como todo el peso recae sobre las gentes que mayor sufren esta crisis.
Los empresarios tienen un papel muy importante que realizar. Algunos de ellos han empleado incluso su patrimonio para mantener puestos de trabajo y ayudar a muchas familias a sobrevivir dignamente. Deberían ser reconocidas públicamente y puestas como ejemplo En el otro extremo están la mayoría de patronos que han aprovechado los buenos tiempos para llenar sus alforjas y ponerlas a buen recaudo y han aprovechado las circunstancias para despedir a diestro y siniestro y para abusar como negreros de unos trabajadores que han visto como les han bajado el sueldo, no han cumplido los convenios pactados durante años y cómo les hacen trabajar horas extras sin remuneración ninguna y como les cargan de trabajo para no reponer a trabajadores.
Para más INRI, al trabajador se le ha impuesto una reforma laboral que le anula como profesional y le tira por los suelos su dignidad. ¿Nadie echa en falta en esta reforma que el empresario también tenga que poner de su parte?
Si el trabajador sufre estos menoscabos en sus derechos no estaría de más que el empresario que no cumpla lo pactado y, literalmente, esté robando del salario y del trabajo de sus productores tenga también, como contrapartida, que verse ante un tribunal en un juzgado por apropiación indebida, abuso de poder o lo que en justicia corresponda.
Tenemos que acabar sin resignarnos con tanta corrupción, tantas prebendas para los políticos y tanta usura por parte de la Banca y de los poderes financieros.
Tenemos que acabar sin resignarnos con el “todo vale mientras no te pillen” y la filosofía de “todo el mundo va a lo suyo, menos yo que voy a lo mío”
Tenemos que acabar sin resignarnos a leyes injustas, cuando la realidad es que debiera ser ley solo lo que es justo.
Tenemos que acabar con leyes que no nos permitan defender nuestras casas y nuestras familias de delincuentes que campan por sus respetos y que entran y salen de las comisarías y de los juzgados como el que sale de ponerse una vacuna de un centro de salud.
Tenemos que acabar sin resignarnos con hacer a los delincuentes héroes y poco menos que modelos para copiar el todo vale con tal de hacerse rico.
Tenemos que acabar sin resignarnos de hacer al dinero nuestro dios.
Tenemos que acabar sin resignarnos a que nos quiten la ilusión y la alegría.
Tenemos que reclamar valores como el de la vida, la dignidad, la honradez, la justicia y la solidaridad. Solo así volverá la luz a iluminar nuestras vidas y dejaremos un mundo habitable a nuestros hijos.
Cada vez que paso el antivirus me borra la clave para entrar y por fin me he decidio a recuperarla. Como ya tenía preparadas algunas cosas, os las envío poco a poco. Igual me he pasado un poco con la largura, pero como últimamente estamos todos un poco más remolones pues aprovecharemos a leerlo cuando hay poco nuevo. Lo primero que quiero es hacer es dejaros unos pensamientos que me surgen viendo lo mal que lo están pasando algunas personas con esta crisis:
Cuando llega la desesperanza porque no se encuentra la manera de aumentar los bienes o los recursos, no se puede mantener una vida digna para la familia y todo se va hundiendo cada vez más y más, aparece entonces un elemento de autodefensa paralizante que es la resignación.
Estos difíciles tiempos que vivimos están llenos de ambas cosas. La desesperanza se afianza con fuertes raíces y más viendo que aunque cambien las políticas, los políticos y las leyes todo sigue yendo igual de mal porque sobre todo son parte del problema, cuando deberían ser parte de la solución.
Solamente con ajustar los gastos no se va a resolver un problema que además de económico y social es de valores también, sobre todo de valores, porque sin ellos ninguna solución será duradera.
Observa atónita la clase obrera cómo la van reduciendo a la nada los empresarios, los políticos y los que manejan (en el sentido más puro de manipular) los mercados financieros.
Estamos cada vez más en manos del poder adquirido con dinero, que es un poder corrupto, insaciable, aterrador que siempre necesita alimentarse de más poder y más dinero. Cada día que pasa le importan menos las personas a las que, al igual que los cárteles de la droga, solo es algo de las que hay que aprovecharse o si no deshacerse de ellas en el más puro y literal estilo mafioso.
Ha llegado el tiempo de negarnos a esta resignación y levantar nuestras voces (y nuestras manos si no son oídas) para evitar que usureros frente a un ordenador pongan en jaque a la economía de muchos países. Para no permitir que compren y paguen campañas a partidos y a políticos para que hagan las cosas a su conveniencia. El poder reside en el pueblo y la usurpación de este poder no ha de ser tolerada sino que, por el contrario, su abuso ha de ser altamente perseguido y castigado.
Los principales causantes de la crisis se están yendo de rositas y con los bolsillos llenos, mientras asistimos atónitos cada día a ver como todo el peso recae sobre las gentes que mayor sufren esta crisis.
Los empresarios tienen un papel muy importante que realizar. Algunos de ellos han empleado incluso su patrimonio para mantener puestos de trabajo y ayudar a muchas familias a sobrevivir dignamente. Deberían ser reconocidas públicamente y puestas como ejemplo En el otro extremo están la mayoría de patronos que han aprovechado los buenos tiempos para llenar sus alforjas y ponerlas a buen recaudo y han aprovechado las circunstancias para despedir a diestro y siniestro y para abusar como negreros de unos trabajadores que han visto como les han bajado el sueldo, no han cumplido los convenios pactados durante años y cómo les hacen trabajar horas extras sin remuneración ninguna y como les cargan de trabajo para no reponer a trabajadores.
Para más INRI, al trabajador se le ha impuesto una reforma laboral que le anula como profesional y le tira por los suelos su dignidad. ¿Nadie echa en falta en esta reforma que el empresario también tenga que poner de su parte?
Si el trabajador sufre estos menoscabos en sus derechos no estaría de más que el empresario que no cumpla lo pactado y, literalmente, esté robando del salario y del trabajo de sus productores tenga también, como contrapartida, que verse ante un tribunal en un juzgado por apropiación indebida, abuso de poder o lo que en justicia corresponda.
Tenemos que acabar sin resignarnos con tanta corrupción, tantas prebendas para los políticos y tanta usura por parte de la Banca y de los poderes financieros.
Tenemos que acabar sin resignarnos con el “todo vale mientras no te pillen” y la filosofía de “todo el mundo va a lo suyo, menos yo que voy a lo mío”
Tenemos que acabar sin resignarnos a leyes injustas, cuando la realidad es que debiera ser ley solo lo que es justo.
Tenemos que acabar con leyes que no nos permitan defender nuestras casas y nuestras familias de delincuentes que campan por sus respetos y que entran y salen de las comisarías y de los juzgados como el que sale de ponerse una vacuna de un centro de salud.
Tenemos que acabar sin resignarnos con hacer a los delincuentes héroes y poco menos que modelos para copiar el todo vale con tal de hacerse rico.
Tenemos que acabar sin resignarnos de hacer al dinero nuestro dios.
Tenemos que acabar sin resignarnos a que nos quiten la ilusión y la alegría.
Tenemos que reclamar valores como el de la vida, la dignidad, la honradez, la justicia y la solidaridad. Solo así volverá la luz a iluminar nuestras vidas y dejaremos un mundo habitable a nuestros hijos.