La División Autonómica es más que por desterrar el mal llamado "pleito insular". No es por terminar con una comparativa, es el poder administrar cada pueblo su propio dinero generado por los impuestos que aporta a las arcas públicas.
La historia ha demostrado que cuando S/C de Tenerife ha ostentado el poder, todas las demás islas morían de hambre o falta de atención (como ejemplo, el cólera de 1851 en Gran Canaria). Gobernaba para sí misma en perjuicio de las demás, y eso ocurre también hoy.
Igualmente, la historia nos dice que la primera ciudad que ejerció sus funciones como capital de Canarias fue Las Palmas de Gran Canaria desde la instauración de la Real Audiencia por orden de Carlos primero en 1521, sumándose el Obispado que ya estaba y la Capitanía General. Hasta que las presiones continuadas desde Tenerife, lograron el traslado del Capitán General a La Laguna en 1663, con mando exclusivamente militar. En 1723, se trasladó a S/C de Tenerife, con poder absoluto, diluyendo el poder de la Real Audiencia, ya que no podía trasladarla, así como de los cabildos insulares, que los excluyó a meras figuras decorativas.
La División Autonómica no es imposible, es la repetición de lo ocurrido entre los años 1927-1982. En esa época, la provincia de Las Palmas no tenía que rendir cuentas a la otra provincia y, casualmente, se abrió una brecha sustancial entre ambas en diferencia de progreso, sólo relativamente igualada por el freno interpuesto por los políticos santacruceros en el pacto de Las Cañadas que lograron una nueva provincia disfrazada de Comunidad Autónoma.
Esto es, S/C de Tenerife volvió a crecer, a ser alguien, a partir de volver a ostentar cierto poder. Incluso se vió reflejado en el equipo de fútbol, que de casi desaparecer, en los años de mayor poder ático, alcanzó Europa. Hay cierta semejanza, para los que no lo vean claro.
La historia ha demostrado que cuando S/C de Tenerife ha ostentado el poder, todas las demás islas morían de hambre o falta de atención (como ejemplo, el cólera de 1851 en Gran Canaria). Gobernaba para sí misma en perjuicio de las demás, y eso ocurre también hoy.
Igualmente, la historia nos dice que la primera ciudad que ejerció sus funciones como capital de Canarias fue Las Palmas de Gran Canaria desde la instauración de la Real Audiencia por orden de Carlos primero en 1521, sumándose el Obispado que ya estaba y la Capitanía General. Hasta que las presiones continuadas desde Tenerife, lograron el traslado del Capitán General a La Laguna en 1663, con mando exclusivamente militar. En 1723, se trasladó a S/C de Tenerife, con poder absoluto, diluyendo el poder de la Real Audiencia, ya que no podía trasladarla, así como de los cabildos insulares, que los excluyó a meras figuras decorativas.
La División Autonómica no es imposible, es la repetición de lo ocurrido entre los años 1927-1982. En esa época, la provincia de Las Palmas no tenía que rendir cuentas a la otra provincia y, casualmente, se abrió una brecha sustancial entre ambas en diferencia de progreso, sólo relativamente igualada por el freno interpuesto por los políticos santacruceros en el pacto de Las Cañadas que lograron una nueva provincia disfrazada de Comunidad Autónoma.
Esto es, S/C de Tenerife volvió a crecer, a ser alguien, a partir de volver a ostentar cierto poder. Incluso se vió reflejado en el equipo de fútbol, que de casi desaparecer, en los años de mayor poder ático, alcanzó Europa. Hay cierta semejanza, para los que no lo vean claro.