«El día 1 de septiembre de 1730, entre las nueve y las diez de la
noche, la tierra se abrió en Timanfaya, a dos leguas de
Yaiza… y una enorme
montaña se levantó del seno de la tierra»,5 según el testimonio del párroco Lorenzo Curbelo. La isla se transformó por completo. Nueve
pueblos quedaron enterrados (Tingafa, Mancha Blanca, Las Maretas,
Santa Catalina, Jaretas,
San Juan, Peña de Plomos, Testeina y Rodeos) y durante seis años la lava se extendió por la zona sur cubriendo un cuarto de la isla y llenando las vegas cercanas de cenizas volcánicas.