Tras la conquista, el
puerto de la pequeña villa marinera se convertiría en el más importante de la isla, aunque con el paso de los años el fuerte crecimiento de
Arrecife pasaría a dejarla en un segundo plano. En 1957 pasaría a recibir su nombre actual en honor a su patrona, Nuestra Señora del Carmen. Diez años después, la ciudad comenzaría la carrera para convertirse en un importante destino turístico, recibiendo visitantes no solo de
España, sino procedentes del
Reino Unido, Irlanda y
Alemania.