La segunda teoría expuesta en el siglo XX por el arquitecto Guillem Forteza y basada en indicios a partir de la misma construcción, afirma, que originalmente debía tener una única nave con la misma anchura que la
capilla Real, y que por lo tanto, la nave debía de continuar hasta el
campanario con la misma altura y estructura que la capilla, por lo que a mediados del siglo XIV se decidió cambiar el plan de la obra y hacer tres naves todo lo contrario a lo que sucedió en otras
catedrales, como las de Perpignán o
Gerona.