Si la
Catedral es sin duda el símbolo de Palma, ¡el
Palacio Real de la Almudaina es el complemento perfecto del skyline de la ciudad! En el imaginario colectivo de los que vivimos aquí, en Palma, no hay una sin el otro. Es como si los dos
edificios se complementaran, creando un matrimonio arquitectónico perfecto y una armonía difícil de encontrar en otro lugar.