Un alquimista en la
torre del Ángel del
Palacio de la Almudaina. La Ciutat de
Mallorca tuvo, durante un breve espacio de tiempo, su propio alquimista. Su nombre era Jaume de Lustrac y era de origen francés. El rey Joan I contrató sus servicios y lo instaló en la torre del Ángel del Palacio de la Almudaina en 1395, cuando el palacio era residencia real.