Dichos elementos quedan enmarcados por las dos
torres macizas ubicadas en los laterales, las cuales están dotadas de saeteras (pequeñas
ventanas defensivas) y almenas. La
capilla de
Santa Ana. Ordenada su construcción por Jaime II, Ponç Descoll, quien también dirigió las obras del
castillo de Bellver, fue el encargado de diseñar este pequeño templo. Sorprende en él lo arcaizante de su
portada, más próxima al
románico que al
gótico.