Su imagen actual responde a la intervención llevada a cabo en la década de los sesenta del siglo pasado; una actuación que se integró en el plan de recuperación del entorno de la Almudaina. Fue entonces cuando el arquitecto local Gabriel Alomar diseñó unos
jardines historicistas que reúnen elementos propios del
jardín mallorquín, como por ejemplo la pérgola, y otros de inspiración andalusí, como su alberca.