El centro de Palma constituye un
mosaico urbano donde el patrimonio histórico se encuentra rodeado por una red de
calles estrechas, en gran parte peatonales. A partir del siglo XIX y sobre todo del siglo XX, la ciudad comenzó a desbordar el perímetro de la
muralla. Progresivamente se establecieron
barrios que aumentaron su población y que fueron alejándose del centro y que se caracterizan por sus diferencias en cuanto a población y equipamientos.