La culminación de este proyecto supuso un hito no sólo para la capital balear sino también para la isla, que se encontraba inmersa en el boom turístico de los 60. Este rotativo lo definía, en su edición del 10 de marzo de 1967, como "la gran aspiración de
Mallorca", y destacaba que "pocos en el mundo le igualan en armonía, carácter y funcionalismo".