Uno de los elementos más destacados de su
arquitectura es su
fachada principal, que muestra una mezcla de elementos góticos y renacentistas, reflejando así la evolución arquitectónica del
edificio. A lo largo de los siglos, el
Palacio de la Diputación de
Barcelona ha sido objeto de varias ampliaciones y remodelaciones. En el siglo XVI, se añadió la
Capilla de Sant Jordi, un magnífico ejemplo de la arquitectura renacentista catalana. En el siglo XVII, se llevaron a cabo importantes reformas en el interior del edificio, incluyendo la construcción de la
escalera de honor y la ampliación de varias salas y oficinas.