Sus funciones eran regular el
comercio y los asuntos marítimos en materia mercantil. Solían estar situados en edificaciones anexas a la lonja, como es el caso de
Barcelona o
Valencia; en
Palma de Mallorca era en un
edificio próximo. En el año 1326, bajo el reinado de Jaime III de Mallorca, se designaron dos Consule Maris para la resolución de conflictos entre mercaderes, patrones y marineros.