Bonito espectáculo de la Naturaleza que a nadie deja indiferente.

Arenales y agua en la que pasar los calores veraniegos; también, para disfrutar en los días soleados de la primavera y el otoño.

Para llegar a estos lugares, además del coche, hay que estar dispuesto a caminar.

El ocio en la playa es distinto al de la montaña.

Zona de recorrido de bares y pequeños comercios; pero donde es difícil encontrar alojamiento para esos trabajadores que atienden a los turistas.

Este modesto embarcadero es el lugar de salida o llegada en ferry a este lugar de la costa ibicenca para quienes llegan o quieren ir a Santa Eulalia, Ibiza o Formentera.

Es un lugar tranquilo, casi intacto al que todavía no han llegado las construcciones hoteleras o de apartamentos. Esperemos que los especuladores destructores de la naturaleza no aparezcan nunca por el lugar.

Un problema grande en la ciudad es la escasez de viviendas para los trabajadores.

El Paseo de Vara de Rey es considerada la plaza mas bella y esplendorosa de la ciudad de Ibiza, inaugurada por el Rey Alfonso XIII en el año 1.902, en honor y gloria al general Joaquín Vara de Rey y Rubio y de sus hombres en la batalla de El Caney (Cuba).

La blancura de la iglesia y de otros inmuebles, contrasta con el verde de la abundante vegetación de la zona.

Calvarios sencillos en modestas hornacinas los observamos en las distintas iglesias o templos de la isla.

Los vuelos a la isla son constantes y son numerosas las compañías que llevan con viajeros con ganas de divertirse.

Pequeña península en lugar espectacular y solo accesible a unos pocos.

Acantilados con vistas preciosas a los que es fácil llegar a través de pistas de tierra, bien en automóvil o caminando por veredas que bordean el precipicio.

Preciosos rincones podemos encontrar recorriendo las calles de Dalt Vila; es una suerte que haya personas que sepan cuidar y conservar un patrimonio peculiar y distinto al que podríamos encontrar en otras partes de la ciudad.