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Un lugar bonito para disfrute de los más privilegiados.
No es precisamente uno de los lugares que más me han gustado de la isla. No es una ciudad agradable y tranquila, está concebida para la diversión y para la gente joven, generalmente extranjeros. Sin embargo, en sus proximidades hay playas que nadie debe perderse.
Costa acantilada la que predomina entre Es Canar y Santa Eulalia, donde no faltan las casas entre la tupida vegetación de pinos del lugar.
Una muestra de la grandiosidad de la fortificación que defendía de ataques a Dalt Vila es esta puerta presidida por el escudo del rey Felipe II.
Calas con acantilados a los que solo llegan las gaviotas
Aguas limpias y arenas finas, es una de las playas más atractivas de la isla a la que acuden mucha spersonas.
Playa larga y concurrida, cercana a la capital isleña, pero con dificultadas para encontrar donde dejar el automóvil.
El rio que pasa bajo el puente es el único curso de agua perenne todo el año.
Arenal extenso junto a una de las zonas más cotizadas de Ibiza.
Muchos establecimientos dedicados al lujo de gentes adineradas, pero que en nada han previsto para alojar a sus trabajados a los que míseramente pagan y explotan para, que en muchos casos, los que tienen suerte, paguen por una habitación o similar la mitad de sus sueldos. Vergonzosa administración y sindicatos consentidores de tales desmanes.
Lugar paradisiaco para pasar una jornada relajado en arena y agua.
No es precisamente el vehículo apropiado para subir o bajar a unos novios a la catedral en Dalt Vila.
La vegetación es abundante en todas las laderas que circundan la cala, siendo la especie principal por su presencia y porte el pino.
Lugar de reposo eterno de personas que en vida practicaron distintas religiones. La tierra es sagrada para todos y a todos acoge en su seno. Descansen el paz.
Localidad en la que todos los domingos se hace un mercadillo al que acuden gentes desde todos los puntos de la isla y donde pueden encontrarse cosas curiosas como lo mostrado en la fotografía.