VILLAVICIOSA: LA NIÑA SE ENAMORO DEL MAR...

LA NIÑA SE ENAMORO DEL MAR
Cuentan las viejas leyendas asturianas, que una familia venida de tierra adentro, quisieron venir a Villaviciosa a conocer el Mar Cantábrico, en un verano de mucho calor para esa zona del norte de España. La niña de dicha familia había soñado con las olas y su fuerza, y el encanto de ver el sol escondiéndose sobre sus costas preciosas. Cuando la llevaron sus padres para ver La Playa de Rodiles, de Villaviciosa, no fue para la joven quinceañera una desilusión si no todo lo contrario. Su sangre la parecía a ella que la circulaba por sus venas mucho más deprisa, sus sensaciones se la volvieron caprichos de esa Naturaleza asturiana, donde el ser humano se nota enganchado sobre el terreno que pisa. Y en las noches se acercaba hasta la Playa, para ver de cerca la fuerza del mar. Una noche un pescador habló con la joven, y en su forma de hablar el pescador la hizo los cargos de como el mar a veces quiere tanto a los humanos, que se los mete para dentro, sin que se den cuenta de sus fallos, La joven seguía enamorada de aquel mar tan bravo y fuerte, y sin embargo ella se notaba con fuerza al saber nadar, y una noche de Luna clara no pensó en el peligro de las olas cuando están enfadadas, y comentó a sus padres. “Me voy a dar un baño, el mar me está esperando”. Los padres la avisaron de dicho peligro, pero no hubo más palabras que la frenaran sus intenciones, y llego hasta la Playa de Rodiles, donde la arena dorada parecía oro brillando. Y se metió en el mar como si fuera la reina de las olas, la oscuridad se hizo mucho mas grande, y la joven desapareció sin dejar más huellas. Los padres y familiares la estuvieron buscando bastante tiempo, solo el pescador pudo darles ánimos, con unas palabras que a los padres no les convencieron. “Niña si vienes al mar, ten presente su peligro, no se puede tanto amar si la mar te da castigo”. Sentir las olas gigantes, con signo de transparencias, los peligros son constantes y no sirven ciertas ciencias. Asturias tierra soñada por sus preciosas leyendas, a veces es evocada en muchas bonitas sendas.
No valen las aventuras en las playas tan preciosas, pudieran darte locuras y no ser horas dichosas. G X Cantalapiedra.