Puertu Sus, VIEGO

(19 de Octubre de 2010)
Sí, parece que el tiempo mejora... lo que no sé es si mejorará a tiempo...
Las fiestas que se avecinan no son muy propicias para dar tranquilos paseos por el bosque... se prestan más para alternar en bares y restaurantes, copas y cenas con compañeros de trabajo, con amigos a los que solo ves en estas fechas, familiares... pero mi ánimo no decae... "todo pasa y todo llega"...
No sé si estoy muy de acuerdo con tu lobita, yo creo que el amor siempre espera algo a cambio, espera, cuando menos, poseer...
Amiga Caperucita:
Te explicas estupendamente, es más, yo diría que como pocas; dejas algunas dudas razonables, que es bueno que mantengas, “por si... las moscas”.
Mi lobita dece: “que el amor es para darlo sin medida, sin esperar nada a cambio” pero no dice a quién; eso es lo que me preocupa de ella. En tu caso sabemos a quien sin ninguna reserva, que es lo normal en estos casos, es decir, en este tipo de historias.
Parece que el tiempo mejora; esperamos llegue al bosque el turron en tu cesta.
Saludos.
Manolo, Manolo... ¡qué mal me explico! Verás, yo no necesito que me quieran, me basta con querer yo... seré rara... no sé... soy así, pero si me quieren... ¡mejor! Yo sé, estoy segura, que el lobo me quiere. ¿Me lo dijo? Pues, la verdad, llevamos tantos años juntos, en el cuento, que... creo que sí, antaño alguna vez, puede ser... Pero... ¿qué más da? Si me lo dijera ahora, seguro que me haría dudar... y... ¡Dios, qué complicada soy!... no sé si me gustaría porque... ¿recuerdas?... esta no es una...
Amiga Caperucita:
Nunca me molestaría que me recordaras “mi deber” de escribir alguna cosa en este foro tan entrañable, cierto es que anduve algo acupado el mes pasado; mi lobita es “muy buena gente”, dice que me comprende; yo no estoy muy seguro de comprenderla a ella, pero sin embargo la quiero. ¡De porqué la estoy queriendo no me digas la razón... por el bosque anda perdido este pobre corazón!.
Timoteo me dice, y creo que tiene razón, si nunca te ha dicho: te quiero, ¿a qué esperas para decirle,...
¡Manolo! ¡Qué alegría! Ya te echaba en falta, no creas. Pensaba darte un toque virtual, pero temía molestarte pensando que estarías muy ocupado con tu lobita. No temas por mí, Manolo, los lobos de asfalto los conozco muy bien y sé librarme de ellos. A estas alturas del cuento, ya sé lo que quiero, pasear tranquila por el bosque y tener algún encuentro con mi lobo, aunque sea de tarde en tarde... pero... eso sí, sin cazadores ni leñadores estropeaplanes en muchas millas a la redonda.
Gracias por...