La condesa de Casares, que perteneció a una de las
familias terratenientes de
Andalucía, construyó este
palacio para venir a
Asturias a refrescarse durante el
verano. Bien, como mínimo algo algo bello nos dejó, aunque sólo se pueda apreciar por fuera, puesto que el
edificio es de propiedad privada.
Tengo entendido que aquí trabajó de sirvienta una señora, allá por los años veinte, a la que enviaban en
invierno a lavar ropa al
río que hay en el
barrio de Punteo; al regresar al palacio con los pies
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