Luz ahora 0,08753 €/kWh

RIOTURBIO: CULTURA MAYA 3...

CULTURA MAYA 3

Su ubicación se debe a la existencia de varios cenotes (dzonot) o
pozos de agua característicos de la zona septentrional de Yucatán,
donde el agua, al caer, atraviesa la capa caliza y se detiene pocos
metros después ante la presencia de una roca impermeable; cuando el
suelo se hunde deja al descubierto el depósito de agua. La
construcción de Chichén-Itzá pasó por varios períodos, que podemos
resumir en dos: el maya clásico o Puuc y el maya con influencia
tolteca. El Cenote Sagrado o de los Sacrificios está situado al norte
de la pirámide de El Castillo, el edificio más notable de ChichénItzá.

El cenote tiene un diámetro de unos 60 metros, una altura, hasta el
nivel del agua, de casi 20 metros y una profundidad máxima de 13, más
una capa de lodo de unos 3 metros. Este cenote tenía un uso ritual,
pues los mayas creían que en él habitaba el dios de la lluvia, a quien
ofrecían, como se ha dicho, sacrificios humanos, lo que se comprobó
tras el dragado del fondo, efectuado por orden del cónsul
estadounidense Edward Thompson, que dio como resultado el hallazgo de
numerosos esqueletos y objetos valiosos. En la orilla hay restos de lo
que parece un baño de vapor, utilizado posiblemente para purificar a
los sacrificados.

El Castillo es una pirámide que, según el cronista Landa, se levantó
en honor de Quetzalcóatl-Kukulcán. Pero otra hipótesis lo define como
templo del culto solar, basándose en el hecho de que consta de cuatro
escalinatas de 91 peldaños cada una, que en conjunto suman 364 y en
total 365 —justo los días del año— al añadirles el último peldaño de
la plataforma superior, sobre la que se asienta el templo. La
pirámide, que consta de nueve cuerpos escalonados, tiene una altura de
24 metros y 55,5 metros de lado en su base. Oculta por la gran
pirámide existe otra estructura, también piramidal, que sostiene un
templo, donde se encontró un asiento o trono en forma de jaguar,
pintado de rojo y adornado con piezas de jade, y un Chac-Mool con
incrustaciones de concha en los ojos, en los dientes y en las uñas de
los pies.

Un ChacMool es un altar antropomorfo, y se le llama así desde que, a
finales del pasado siglo, el arqueólogo Augustus Le Plongeon creyó,
erróneamente, que representaba a un antiguo personaje del mismo
nombre. Se trata de unas figuras recostadas boca arriba, con el torso
levantado (se apoyan en los codos), la cabeza vuelta hacia un lado,
las piernas flexionadas y las manos sobre el vientre, donde reposa un
platillo redondo en el que muy bien’ podían depositarse las ofrendas,
pues estas figuras se encuentran junto a los templos o en el interior
de ellos. El Templo de los Guerreros se halla integrado en el Grupo de
las Mil Columnas. Los cuerpos de la pirámide están cubiertos de bajo
relieves que representan animales —tigres y águilas comiendo
corazones— y dioses.

En la fachada del templo hay un Chac-Mool y detrás, a sus lados, dos
columnas en forma de serpientes emplumadas. El templo, que carece de
bóveda, forma dos amplios salones, en cuyos muros se mezclan elementos
mayas (Chaac, dios de la lluvia) y toltecas (Quetzalcóatl). Bajo este
templo hay otro más antiguo que tenía pinturas murales. El Grupo de
las Mil Columnas es un grandioso conjunto formado por infinidad de
columnas, hoy sin cubrir, que rodean una gran plaza de 165 metros de
norte a sur por 150 metros de este a oeste. El Juego, de Pelota, el
más grande de Mesoamérica, tiene dos muros paralelos de unos 95 metros
de longitud y separados entre sí por un espacio de 70 metros. En la
tribuna septentrional está el Templo del Hombre Barbado y en el
extremo sur de uno de los muros, el magnífico Templo de los Tigres.

Este pok-a-tok (juego de pelota) está formado, como hemos dicho, por
dos muros elevados y paralelos, en cuyo centro hay sendos anillos de
piedra. En este juego se enfrentaban dos equipos, que utilizaban una
pelota de hule macizo y la enviaban al campo contrario —para
contabilizar tantos— por medio de la cadera, el codo y la rodilla, que
protegían con piezas de cuero. Hacer pasar la pelota por el anillo era
muy difícil, y el equipo que lo conseguía ganaba el partido. Otros
monumentos situados al norte de la carretera Mérida-Valladolid son la
Plataforma de Venus o Tumba de Chac-Mool, el Tzompantli (“muro de
cráneos”), la Plataforma de Tigres y Águilas, El Mercado y El Baño de
Vapor.

Al sur de la carretera están el Cenote y Templo de Xtoloc, el
AkabDzib, el Templo de los Tableros Esculpidos, la Casa Colorada o
Chichán-Chob, El Osario o Tumba del Gran Sacerdote, la Casa del Venado
y los dos más importantes, que son El Caracol y el Complejo de las
Monjas. El Caracol es un observatorio astronómico construido en el
período clásico. Se trata de una torre circular, de 12,5 metros de
altura, situada sobre dos grandes plataformas rectangulares; la cámara
superior tiene unas aberturas cuadradas que fijan ciertos puntos de
observación astronómica: una de ellas mira al sur geográfico y, por
medio de otras dos, puede observarse la puesta del sol durante el
equinoccio de primavera y el de otoño, y la puesta de la luna en las
mismas fechas.

Recibió este nombre por una escalera de caracol que hay en su
interior. El Complejo de las Monjas es también muy antiguo. Se trata
de un conjunto de edificios con numerosas estancias, con arquitectura
y decoración del período clásico maya. El Anexo de las Monjas tiene
una xxiuy adornada y bella fachada. Muy cerca está La Iglesia,
monumento de planta rectangular, cuya fachada está profusamente
decorada con mascarones del dios de la lluvia, Chaac. Estos nombres ya
se los pusieron los españoles, que vieron cierta similitud entre estos
edificios y otros de la religión cristiana. De hecho, el nombre de
Complejo de las Monjas obedece a una tradición, recogida por los
conquistadores, sobre la existencia de sacerdotisas entre los mayas, y
a que los edificios, como hemos dicho, tenían numerosas habitaciones.

Ya al final de este recorrido por la gran ciudad de los mayas se puede
ver la zona de Chichén Viejo, situada al sur del casco de la hacienda
de Chichén-Itzá, cuyos monumentos más destacados son: el Templo de las
Jambas Esculpidas, el Grupo de la Cornisa de los Pájaros, el Templo de
la Tortuga, el Grupo Principal del Suroeste, el Templo del Dintel, el
de los Cuatro Dinteles, el de los Tres Dinteles, el Grupo de la Fecha
y el Templo de las Jambas Jeroglíficas. En medio de la voraz jungla
yucateca, los cuidados monumentos de Chichén-Itzá desafían, a lo largo
de los siglos y rodeados de una vegetación que a toda costa quiere
recuperar el terreno perdido, el paso inexorable del tiempo y la
acción implacable de vientos y de soles. Chichén-Itzá constituye un
permanente y fascinante testimonio de la asombrosa cultura maya.