No se. Pero me parece que antes de ahora (y me refiero a los últimos años) es posible que su ubicación fuese la correcta. Pero desde entonces hasta ahora no.
No piense usted ni por un sólo instante, que mi intención era la de deshonrar tanto la memoria, como el icono de Vital Aza. Nada más lejos de la verdad. Lo único que quise reflejar fue que ese “convidado de piedra” está quedando “invisible” a los ojos de los lenenses. Es tanta la idiosincrasia negativa que se genera en su alrededor, que hasta los propios habitantes de La Pola lo consideran un elemento ornamental si más diferencia con su entorno que la simple naturaleza de su propia materia.
En la variedad está el gusto, y por ello creo que su ubicación correcta sería como usted dice para “custodiar la representación democrática de la villa” pero desde su casa natal. Hagamos de esa casa un museo abierto al mundo, enseñémoslo y divulguémoslo a los cuatro vientos. Que las generaciones venideras nunca olviden su nombre. Dígame usted, ¿Cuántos turistas pasan al año por nuestra villa y se detienen a ver la casa natal del Vital Aza? ¿cuántos de ellos saben quien era? ¿cuántos buscan su busto en los jardines del ayuntamiento?
No piense usted que el odio ciega mis pensamientos por que no es cierto. Me importa un comino el color político del regidor lenense. Pero ahora sí, me importa muchísimo la gestión de dicho regidor y no precisamente en lo político, sino mas bien en el ámbito social del municipio y en el bienestar de sus ciudadanos.
Resumiendo. Por el sincretismo que atisbo en su opinión de fechas atrás, no es lógico ni razonable hacer ostentaciones y gallardías de un ilustre conciudadano. No vasta con reacondicionar su casa y gastar un montón de dinero, si luego se muere su imagen en el olvido de los tiempos y de generaciones venideras.
¿Queréis discutir? ¡Locura!
No me vengáis con cuestiones,
Pues gracias a mi estatura,
Rayo siempre a gran altura
En todas las discusiones.
Abur, y basta de chanza.
Mi semblanza se acabó;
Pues soy largo y se me alcanza
Que ha salido mi semblanza
Casi más larga que yo.
Vital Aza. Pola de Lena (versos finales de “Ego Sum”).
No piense usted ni por un sólo instante, que mi intención era la de deshonrar tanto la memoria, como el icono de Vital Aza. Nada más lejos de la verdad. Lo único que quise reflejar fue que ese “convidado de piedra” está quedando “invisible” a los ojos de los lenenses. Es tanta la idiosincrasia negativa que se genera en su alrededor, que hasta los propios habitantes de La Pola lo consideran un elemento ornamental si más diferencia con su entorno que la simple naturaleza de su propia materia.
En la variedad está el gusto, y por ello creo que su ubicación correcta sería como usted dice para “custodiar la representación democrática de la villa” pero desde su casa natal. Hagamos de esa casa un museo abierto al mundo, enseñémoslo y divulguémoslo a los cuatro vientos. Que las generaciones venideras nunca olviden su nombre. Dígame usted, ¿Cuántos turistas pasan al año por nuestra villa y se detienen a ver la casa natal del Vital Aza? ¿cuántos de ellos saben quien era? ¿cuántos buscan su busto en los jardines del ayuntamiento?
No piense usted que el odio ciega mis pensamientos por que no es cierto. Me importa un comino el color político del regidor lenense. Pero ahora sí, me importa muchísimo la gestión de dicho regidor y no precisamente en lo político, sino mas bien en el ámbito social del municipio y en el bienestar de sus ciudadanos.
Resumiendo. Por el sincretismo que atisbo en su opinión de fechas atrás, no es lógico ni razonable hacer ostentaciones y gallardías de un ilustre conciudadano. No vasta con reacondicionar su casa y gastar un montón de dinero, si luego se muere su imagen en el olvido de los tiempos y de generaciones venideras.
¿Queréis discutir? ¡Locura!
No me vengáis con cuestiones,
Pues gracias a mi estatura,
Rayo siempre a gran altura
En todas las discusiones.
Abur, y basta de chanza.
Mi semblanza se acabó;
Pues soy largo y se me alcanza
Que ha salido mi semblanza
Casi más larga que yo.
Vital Aza. Pola de Lena (versos finales de “Ego Sum”).
