POLA DE LENA: … Y Vital Aza escribió un buen día: ‹‹Ay! El mundo...

… Y Vital Aza escribió un buen día:

‹‹Ay! El mundo en su falsía
aumentará mi delito,
Vertiendo en el alma mía
La duda de lo infinito.

¡Triste errante y moribundo,
Sigo el ignoto sendero,
Sin encontrar en el mundo
Un amigo verdadero!

¡Todo es falsedad, mentira!
¡En vano busco la calma!
¡Son las cuerdas de mi lira
Sensibles fibras del alma!

¡El mundo, en su loco anhelo
Me empuja hacia el hondo abismo!
¡Dudo de Dios y del cielo,
Y hasta dudo de mí mismo!››

Estimado o estimada “Noripola”: Aún no he podido averiguar por medio de tu prosa si debo ponerlo en masculino o en femenino, pero es igual, a fin de cuentas lo que importa es la forma de expresarse, y (como tu bien dices) de disentir amistosamente.

Deduzco de tus palabras que vives fuera de Asturias, que en tus vacaciones visitas esta tierra y que en cada viaje la “redescubres”, y la engalanas en tu imaginación cual si fuera el mejor regalo que pudieras hacerte un mucho tiempo. Es bonito pensar y actuar de esa forma. Entiendo que la ausencia y la distancia cuando dejan de ser barrera se transforman en camino adornado de rosas, y aunque sus espinas pinchen al pasar el dolor es soportado como si nada.

Sin embargo, para los que estamos aquí diariamente, llegamos al error de caer en la rutina y de no ver la luz más allá de nuestras narices. Sólo sabemos apreciar las cosas cuando realmente nos hacen falta, y eso es una lástima que tenga de suceder así.

Es lógico que yo pase al lado del busto de Vital Aza cuatro o cinco veces al día, sin reparar en él para nada, sin mirarle, sin darme cuenta si está sucio o no. Por el contrario creo que si hubiera estado fuera de la Villa durante bastante tiempo, apreciaría todas esas cosas que “por rutina” las hacemos invisibles.

La juventud de hoy ha cambiado mucho respecto de la nuestra. Sólo tengo que mirar lo que hacen mis hijos y compararlo con lo que yo hice. No sólo han cambiado ellos, es el “sistema” el que hace cambiar las cosas y las costumbres. Espero que haya una oasis en todo este desierto cultural que nos rodea, y que alguien con sangre nueva y limpia encuentre ese camino y esas ganas de recorrerlo que yo, por lo menos, voy perdiendo con los años. Debemos mucho a nuestra cultura como para olvidarla. Si no les mostramos a las generaciones posteriores el valor que tiene, no cabe duda alguna que estaremos perdiendo nuestras raíces y nuestra propia identidad.

Saludos cordiales.

Sílex.


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