Tal vez sea porque aquí en este paraje pasé gran parte de los veranos de mi juventud, uno tiene cierta querencia a pasear por esta zona.
El río Nalón imprime carácter a Laviana. El río y la Mina, naturalmente.
La construcción de este muro de hormigón, allá por los años cincuenta y el posterior recrecido a principios de los sesenta, supuso para La Pola la solución del problema de las riadas de cada año, que llegaban, sobre todo, cuando el deshielo de Primavera ó cuando las lluvias eran demasiado abundantes y pertinaces.
Los prados de la Cuaña, Solavega, Los Palomares, El Sutu, fueron ganados al río en desigual batalla, quedando el Nalón apresado entre la montaña y el muro.