En 1955 se realiza una determinante transformación de la
plaza que será decisiva para su futuro. La Caja de Ahorros de
Asturias, que había tenido sede en la plaza de la
Catedral, decidió edificar en la Escandalera para demostrar su pujanza, y hace para ello el
edificio que ahora preside el fondo de la plaza, tragando de un bocado la
casa de la
esquina San Francisco en la que estaban la
farmacia y las pequeñas edificaciones entre ésta y la de la esquina con Argüelles, que permanece.
Con el edificio viene una nueva ordenación de la plaza y la ornamentación a base de una
fuente, que paga la propia Caja y que va a ser la primera fuente
monumental, o lo que sea, de la plaza, que años antes había estado amenazada con colocar en ella la fuentona del
Campo, que tan buen papel hacía y hace en su sitio. Esa fuente está ahora al final de la
calle Valentín Masip, en un
Oviedo que por entonces no había nacido, y en su lugar, en la Escandalera, se ha hecho otra, la actual.