Adios me dijiste un día y te fuiste sin mirar
que de mis ojos, dos lágrimas, estaban prontas a brotar;
resbalaron, temblorosas y cruzaron mis mejillas
sin darme, yo entonces, cuenta de lo mucho que perdía;
de lo mucho que te quise y te querré mientras viva.
que de mis ojos, dos lágrimas, estaban prontas a brotar;
resbalaron, temblorosas y cruzaron mis mejillas
sin darme, yo entonces, cuenta de lo mucho que perdía;
de lo mucho que te quise y te querré mientras viva.