Entre altas
montañas, de verdes bosques y prados está
Barredos plantado, en lo mejor del
Valle del Nalón. Sobre sus
tejados emerge la esbelta tore de la
iglesia, como indicando al
cielo.
Barredos necesita abrir espacios y desarrollarse hacia Laviana y hacia
Blimea: saltando incluso el
rio Tiraña.