ABAMIA: Soneto I...

Soneto I

Los hielos van cuajando, del granizo,
donde la aurora halló su claro espejo,
que gusta el alba clara, en oro viejo,
brindar el resplandor que la deshizo.

Testigo de su brillo vio el hechizo,
no lejos de la iglesia, el verde tejo,
amigo de sus llamas y el reflejo
que teje la mañana en cada rizo.

Torrente que quebró la madrugada
y vio el paisaje del desfiladero,
Abamia de su sueño se despierta.

Asturias brilla más con la alborada,
y el verde es de sus prados verdadero
ante la aurora que abre su ancha puerta.

2011 © José Ramón Muñiz Álvarez