La basílica del Pilar es uno de los
edificios emblemáticos de
Zaragoza. El proyecto del templo que hoy podemos visitar fue realizado por Felipe Herrera el Mozo en 1681. En su exterior podemos ver un bonito
juego de
torres y
cúpulas.
Tiene cuatro torres, las más antiguas son las que dan a la
plaza del Pilar. La de la derecha es la llamada de Santiago (1715); la situada en la parte posterior: la de Nuestra Señora del Pilar (1903-1907). Las torres de la ribera, en la
fotografía las dos de la izquierda (
San Francisco y
Santa Leonor se terminaron en 1959 y 1961).
La
cúpula central y las cúpulas menores fueron realizadas entre 1866-1872. En total son once cúpulas techadas con tejas vidriadas de
colores verdes, amarillos, azules y blancos, excepto la cúpula central.
La
fachada principal de la basílica fue diseñada por Francisco de Herrera. Será en 1942 cuando, junto a los trabajos de consolidación del templo, se realizó la decoración de la fachada principal de templo, idea propuesta por el arquitecto Teodoro
Ríos.
La fachada se remató con una balaustrada con
esculturas, realizadas por el
escultor aragonés Antonio Torres Clavero, el cual las realizó en su taller situado en la
calle Jardiel, realizando siete esculturas (San Vicente Mártir y Santiago (
puerta este);
Santa Isabel, San Braulio, San Valero y Santa Engracia (cuerpo central); y San José de Calasanz y, la octava, la de San Vicente de Paúl, que fue esculpida por Félix Burriel, sobre la puerta oeste del templo.
La fachada se inauguró en el año 1954, coincidiendo con el año Nacional Mariano, que se celebró en Zaragoza.
En la parte inferior y en el centro se puede admirar, el altorrelieve de la Venida de la
Virgen del Pilar, realizado en 1969 por el escultor Pablo Serrano.