Mirador de la casa de los Navarro de Arzuriaga, ALBARRACIN

Y cuenta la leyenda... que un mozo de la familia, en una de las trashumancias a Andalucía, se enamoró de una joven de La Carolina y le prometió que si se casaba con él, no echaría de menos su tierra. Es como la historia de los jardines colgantes de Babilonia que Nabucodonosor II construyó, para que su amada esposa Amytis no echara de menos las montañas de su tierra. Pues este señor hizo lo mismo, remodeló la casa, la llenó de geranios, puso rejas andaluzas en las ventanas y la pintó con cal y azulete, tal como se llevaba en aquel entonces en Andalucía... y vivieron felices y comieron perdices... escabechadas... y migas a la Pastora
(11 de Junio de 2014)