La tumba de Hernando Colón, SEVILLA

La tumba de Hernando Colón.

Desde muy antiguo, las iglesias y catedrales de todos el mundo han tenido algún lugar reservado para enterramientos. La Catedral de Sevilla no iba a ser menos.
Sin embargo, las obras llevadas a cabo en su solería en los siglos XIX y XX eliminaron, de paso, el concepto de templo como cementerio de eclesiásticos, cofradías, fundadores de capillas o seglares adinerados, habida cuenta que desde el último tercio del siglo XVIII se publicaron ordenanzas reales prohibiendo la inhumación en iglesias.
El canónigo Juan de Loaysa, seguido por González de León, anotó a fines del siglo XVII (hasta 1708 en que remató su redacción) cuantos epitafios y laudas sepulcrales informaban sobre la identidad y demás circunstancias de los enterrados en este templo catedralicio.
Sus trabajos compilatorios dan un total de 627 enterramientos, cifra incompleta debido a la existencia de bóvedas de inhumación colectiva, además de los restos trasladados aquí en urna cineraria como, entre otros, los de Cristóbal Colón (1902).
Esta tumba, la de Colón, junto con la del Rey Fernado el Santo son dos de las más conocidas por el público en general.
Sin embargo, pocos conocen que en la Catedral también fue enterrado uno de los hijos de colón, Hernando Colón quien durante su vida ejerció de paje, viajero, cosmógrafo, matemático, historiador, biógrafo y abogado de la causa de su padre, pero sobre todo fue un humanista. Murió en Sevilla en 1539.
Hernando Colón escribió una obra sobre la vida y viajes de su padre que hoy se conoce como la "Historia del Almirante