La
iglesia de
Santa Ana fue fundada por el rey Alfonso X el Sabio, edificada en el último tercio del siglo XIII y reedificada en la segunda mitad del siglo XIV, ejecutándose importantes reformas tras el terremoto de 1755, en la que resulto muy dañada, que desvirtuaron su fisonomía
medieval. Dichas reformas fueron llevadas a cabo por Pedro de Silva entre 1756 y 1758.
La caña de la
torre data de la primera mitad del siglo XIV y los dos cuerpos superiores son de la primera mitad del siglo XVI. El chapitel piramidal de caras rectas sobre banco ochavado que presenta, es un tipo que generalizan Pedro de Silva y Antonio Matías de Figueroa en el siglo XVIII.
De esa misma época son las
ventanas molduradas que presentan las galerías superiores y diez ventanas exteriores del
edificio que se abrieron para proporcionarle más luz.
Parece ser que el templo estuvo fortificado, ya que se trataba de la primera iglesia construida tras la Reconquista de
Sevilla, apartada del
castillo de Triana, y lejos por tanto del recinto
amurallado de la ciudad. A este amurallamiento pertenecerían el remate almenado de las cubiertas de la
terraza y las galerías a modo de triforio que recorren lateralmente las naves.