En el lugar que sería la actual ciudad de
Sevilla, Julio César fundó la Colonia Iulia Romula Hispalis, latinizando el nombre del poblado indígena original de la ciudad (Ispal) en Hispalis, añadiéndole Julia por su propio nombre y Rómula por el de Roma, fórmula habitual en la toponimia de las colonias
romanas.
En al-Ándalus, tras la invasión musulmana, fue primero sede de una cora y después capital de un reino de taifas, hasta llegar a convertirse en la capital del al-Ándalus almohade. En el año 844 fue saqueada por los vikingos que remontaron el
río Guadalquivir, lo que provocó que el emir de
Córdoba fortaleciese su sistema defensivo, pero en 859 los vikingos consiguieron entrar de nuevo.
En 1248 se incorporó a la cristiana Corona de Castilla, al ser reconquistada bajo el reinado de Fernando III, quien fue el primero en ser enterrado en la
Catedral de
Santa Maria de la Sede.