Llevo muchos años fuera, sin embargo, cada vez que puedo vuelvo. Esta última vez he visto mi
pueblo muy bonito, pero también muy ruidoso; las
motos por el centro sin silenciadores no dan sensación de tranquilidad precisamente, una de las cosas que buscamos aquellos que por distintos motivos añoramos nuestro pueblo de la infancia. Cada vez conozco nuevos
barrios,
paseo por sus
calles y me da alegría ver cómo al cabo del tiempo, mi pueblo vuelve a tener vida; sus gentes, mis paisanos, no tienen que
... (ver texto completo)