Juan Vázquez Marín
Miembro del MAI. Agredido
«Me dijeron: «Te voy a matar»»
Milita, desde los 14 años, en la izquierda. Primero en la Joven Guardia Roja, después fue cofundador del SOC y concejal y primer teniente de alcalde por el Partido del Trabajo tras las primeras elecciones democráticas. Ahora este trabajador de la construcción ocupaba el número 11 en la lista del MAI.
«¡Que cosas más feas han pasado en El Coronil!», exclama Carmen Marín, su madre, con los ojos llenos de lágrimas mirando al hijo al que dejaron inconsciente y que lleva una férula en mano y antebrazo y los codos raspados.
Juan se pregunta; «¿cómo se puede cambiar tánto?» acerca de sus antiguos compañeros del SOC. «A pesar de las presiones, el pueblo ha votado y ha pedido el cambio», y recuerda que el mismo 27 de mayo ya era duro el clima. «En el colegio electoral nos insultaron, nos amenazaron y nos llamaron esquiroles». Después, en la madrugada del 16 de junio recibió una llamada en la que le dijeron que «algo pasaba en casa de Lara. Me fue allí y al bajar de mi coche, de pronto, al grito de traidor, un hombre saltó sobre mí y caí al suelo, recibí patadas en todo el cuerpo. Quedé inconsciente. Allí había odio, fanatismo, me dijeron: «te voy a matar». A mi mujer le rompieron la ropa.
Fueron mis hijos, la gente joven, los que convocaron la concentración contra la violencia, que hasta eso quisieron robarnos con su contramanifestación».
En El Coronil, dice Juan, «se ha roto la convivencia, hay familias rotas, amigos que no se hablan. Había control de las personas para que dependan del campo, de la información, del poder, que no han sabido gestionar.
Miembro del MAI. Agredido
«Me dijeron: «Te voy a matar»»
Milita, desde los 14 años, en la izquierda. Primero en la Joven Guardia Roja, después fue cofundador del SOC y concejal y primer teniente de alcalde por el Partido del Trabajo tras las primeras elecciones democráticas. Ahora este trabajador de la construcción ocupaba el número 11 en la lista del MAI.
«¡Que cosas más feas han pasado en El Coronil!», exclama Carmen Marín, su madre, con los ojos llenos de lágrimas mirando al hijo al que dejaron inconsciente y que lleva una férula en mano y antebrazo y los codos raspados.
Juan se pregunta; «¿cómo se puede cambiar tánto?» acerca de sus antiguos compañeros del SOC. «A pesar de las presiones, el pueblo ha votado y ha pedido el cambio», y recuerda que el mismo 27 de mayo ya era duro el clima. «En el colegio electoral nos insultaron, nos amenazaron y nos llamaron esquiroles». Después, en la madrugada del 16 de junio recibió una llamada en la que le dijeron que «algo pasaba en casa de Lara. Me fue allí y al bajar de mi coche, de pronto, al grito de traidor, un hombre saltó sobre mí y caí al suelo, recibí patadas en todo el cuerpo. Quedé inconsciente. Allí había odio, fanatismo, me dijeron: «te voy a matar». A mi mujer le rompieron la ropa.
Fueron mis hijos, la gente joven, los que convocaron la concentración contra la violencia, que hasta eso quisieron robarnos con su contramanifestación».
En El Coronil, dice Juan, «se ha roto la convivencia, hay familias rotas, amigos que no se hablan. Había control de las personas para que dependan del campo, de la información, del poder, que no han sabido gestionar.