Este alminar perteneció a una antigua mezquita u oratorio del siglo XIV. Tras la conquista cristiana, se convirtió en la
iglesia de
San Sebastián, de la que hoy no quedan restos visibles, a excepción del antiguo alminar, convertido en
campanario.
El alminar que presenta semejanza con algunos existentes en el norte de África, se divide en tres cuerpos: los dos primeros de factura musulmana y el superior de adaptación cristiana para alojar el cuerpo de
campanas.