Conocida también con otros nombres como
plaza del
Mercado o de Riego es una de las
plazas más bellas de la ciudad. En su centro se encuentra el
Monumento a Torrijos, representado por un gran obelisco que caracteriza esta plaza.
También es conocida por ser el lugar donde Picasso dio sus primeros pasos, al estar situada la Fundación Picasso
Museo Casa Natal en las
casas de
Campo, viviendas que conforman unos de los laterales de la plaza. En ella también vivieron políticos como el general Riego, escultores como Fernando Ortiz, escritores como Juan José Relosillas, arquitectos como Gerónimo Cuervo o pintores como Bernardo Ferrándiz.
Siendo, en el Siglo XV, mercado público, y lugar de ocio y esparcimiento para los burgueses de finales del XIX, el sonido de las
campanas de la
iglesia de la Merced, junto a la casa natal de Picasso, tuvo como testigos a un
mosaico de tipos populares de los que el genial artista, con el paso del tiempo, se hizo eco.
Paveros, vendedores de leche con sus hatos de
cabras, de caramelos, biznagas y confituras, guitarreros, criadas y soldados, giraban en torno al monolito que, desde 1842, se alza en el centro arbolado de la Plaza en
homenaje al general Torrijos, cuyos lemas de libertad y justicia fueron el referente de aquel niño llamado Pablo Ruiz Picasso.
Y no podríamos olvidar que en este entorno, aún hoy, como entonces, vuelan las palomas como el símbolo de los paradigmas anunciados en el cenotafio del
militar caído. Son las palomas que Picasso, desde su infancia, y hasta su muerte, pintó - desde las manos de su padre - como el emblema perenne y mítico de su dilatada obra.