He aquí la soledad de donde estás ausente.
Llueve. El viento del
mar caza errantes gaviotas.
El
agua anda descalza por las
calles mojadas.
De aquel
árbol se quejan, como enfermos, las hojas.
Abeja blanca, ausente, aún zumbas en mi alma.
Revives en el tiempo, delgada y silenciosa.