Querido Manolo:
Causa tristeza, tener que saber de ti de esta forma. No se si es verdad o mentira lo que se lee por aquí pero como bien escribiste en el "Tren de la vida", “cada uno en su alma y en los momentos de soledad puede encontrar la gran razón de su vida y que es en nosotros mismos y muy dentro, donde está la verdad.” Espero que tú sepas cual es la verdad y que no olvides que los hijos adolescentes son los verdaderos barquitos chiquitos, navegando por alta mar en la búsqueda de un puerto, que necesitan el cariño y el amor de sus padres. Por si acaso te hiciera falta saberlo te digo por experiencia propia, aunque los hijos llegarán a ser felices sin sentir el calor y la protección de un padre (quizás buscarán durante una temporada tal calor y protección en otras personas), un padre con corazón no encontrará su felicidad sin haberlos hecho feliz a sus hijos.
No puedo estar segura pero, no tengo dudas que vayas a leer estas filas o que alguien te las haga leer y, verás por dónde, un “Angel” te ha hecho saber algo de mí después de diez años. ¡Espero que le hagas feliz a este “Angel”!
Saludos desde Lisboa. Te manda una vieja amiga, feliz casada y desde algunos meses madre de una angelita. Por cierto, ¡feliz cumpleaños!
Causa tristeza, tener que saber de ti de esta forma. No se si es verdad o mentira lo que se lee por aquí pero como bien escribiste en el "Tren de la vida", “cada uno en su alma y en los momentos de soledad puede encontrar la gran razón de su vida y que es en nosotros mismos y muy dentro, donde está la verdad.” Espero que tú sepas cual es la verdad y que no olvides que los hijos adolescentes son los verdaderos barquitos chiquitos, navegando por alta mar en la búsqueda de un puerto, que necesitan el cariño y el amor de sus padres. Por si acaso te hiciera falta saberlo te digo por experiencia propia, aunque los hijos llegarán a ser felices sin sentir el calor y la protección de un padre (quizás buscarán durante una temporada tal calor y protección en otras personas), un padre con corazón no encontrará su felicidad sin haberlos hecho feliz a sus hijos.
No puedo estar segura pero, no tengo dudas que vayas a leer estas filas o que alguien te las haga leer y, verás por dónde, un “Angel” te ha hecho saber algo de mí después de diez años. ¡Espero que le hagas feliz a este “Angel”!
Saludos desde Lisboa. Te manda una vieja amiga, feliz casada y desde algunos meses madre de una angelita. Por cierto, ¡feliz cumpleaños!