Cada vez que sale un salvapatrias es para echarse a temblar.
Cuatro personas, que están donde están porque las han elegido sus compañeros de partido, que se atrevan a contravenir la decisión de una asamblea, tal vez porque son más guapos, más listos y tienen más ganas de aprovecharse del puesto; y ponerse como adalides y salvadores del resto de personas que representan la agrupación socialista y no respeten las decisiones que la mayoría ha tomado, es para pensarse varias cosas: ¿porqué están en política?, ¿qué intereses defienden? y ¿cuánto valoran las decisiones democráticas?
Pues imaginaos si llegan a ser concejales.
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