Os cuanto lo que, le pasó al Canario con una gitana de Siles, cuyo nombre no quiero ddcir para no herir a nadie:
Eran años muy malos, y muchas familias se las veian y se las deseaban para conseguir dinero. Un día entró esta gitana a la tienda de Francisco Olivares (no quiero decir el mote, por si molesto a alguien. Estaba la tienda en un callejón cerca de la plaza del agua, que baja de la calle Somera a la calle del Coso). Al salirse cogió una silla del portal y se la llevó.
Cuando la echaron de menos, empezaron a pensar quién había estado enla tienda y llegaron a la conclusión de quién la había cojido.
Se lo dijeron al Canario, y, Ricardo Márquez, que así se llamaba, se presentó en la casa de la gitana, diciéndole de entrada: "Saca la silla". Y la gitana le entregó la silla sin esfuerzo, diciéndole únicamente que no tenian dinero y les hacía falta, y por eso se la había llevado.
"Te voy a poner una multa de 5 pesetas", le dijó el Canario, a lo que ella replicó: "Entonces déjeme usted la silla".
Eran años muy malos, y muchas familias se las veian y se las deseaban para conseguir dinero. Un día entró esta gitana a la tienda de Francisco Olivares (no quiero decir el mote, por si molesto a alguien. Estaba la tienda en un callejón cerca de la plaza del agua, que baja de la calle Somera a la calle del Coso). Al salirse cogió una silla del portal y se la llevó.
Cuando la echaron de menos, empezaron a pensar quién había estado enla tienda y llegaron a la conclusión de quién la había cojido.
Se lo dijeron al Canario, y, Ricardo Márquez, que así se llamaba, se presentó en la casa de la gitana, diciéndole de entrada: "Saca la silla". Y la gitana le entregó la silla sin esfuerzo, diciéndole únicamente que no tenian dinero y les hacía falta, y por eso se la había llevado.
"Te voy a poner una multa de 5 pesetas", le dijó el Canario, a lo que ella replicó: "Entonces déjeme usted la silla".
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