¡A la aludida!, la educación y el respeto empiezan por hay, ya que no podemos hablar porque no nos conocemos ¡ó sí! y tampoco vernos las caras, la impresión que se lleva quien entra en estas páginas y ve lo que aquí hay escrito, deja un bastante que desear de quienes nos atrevemos a escribir en internet. Mi única obsesión es que se lleven una buena impresión de la gente de mi pueblo, así que por favor ojo con las faltas de ortografía.
Un sileño.
Un sileño.